Schumann (2000) no dice que hay cinco aspectos que son evaluados por
los alumnos para que haya la motivación. Una de ellas menciona que las tareas
deben ser adecuadas a los intereses y objetivos de los alumnos. ¿Cómo llevar en
cuenta un aspecto que no existe en la rutina de nuestros alumnos? A nadie le
interesa lo que está fuera de “su mundo”. He
intentado a través de mucha conversación y proyectos de motivación
realizados en la escuela donde trabajo mostrarles la importancia del estudio y
de tener objetivos en la vida aunque sean difíciles hay que luchar para
alcanzarlos.
Otro punto tratado por el autor es el agrado de la tarea. He intentado
a través de diferentes actividades agradarles: músicas, videos, juegos etc. Al
fin del bimestre, les llevo a la cancha, les separo en grupos y realizo una
competencia. Propongo una especie de circuito (recorrido) con actividades
divertidas y que repasan el contenido. Es algo diferente, se mueven, salen del
aula y siento que es el día más esperado del bimestre.
Y, por último, señalo
la “obligación de hacer algo sin entender para qué sirve”. Intento, aunque sea
difícil a veces, al proponer la tarea, decirles qué podrán hacer se aprenden
aquel contenido. Por ejemplo, “se aprenden esas palabras van a poder saludar a
las personas en la calle”. En el periodo que precedió la Jornada Mundial de la
Juventud en Rio, he visto muchos alumnos interesados en aprender, pues iban a
recibir hispanohablantes en sus casas y la cuestión de entender para qué sirve
se ha vuelvo más fácil.
Basados en esas ideas, en el foro “Crear entornos de aprendizaje
motivantes”, propusimos actividades para activar la motivación por aprender el
idioma español.
Tercera insignia:
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